9/03/2009

LA CONTRA HOY!!!


Jean-Claude Kaufmann, sociólogo de las relaciones de pareja

"Ella pide respuestas, él lanza evasivas, y ella se irrita"

VÍCTOR-M. AMELA  - 03/09/2009

 Tengo 61 años. Nací en Le Mans y vivo en Bretaña. Soy sociólogo, director de investigaciones del CNRS (París). Estoy casado y tengo dos hijos veinteañeros. ¿Política? Recuperar espacios públicos, conexiones sociales. Soy agnóstico, discúlpenme. En toda pareja hay fricciones

Una pareja ¿es oasis o es guerra?

 Anhelas tanto que sea oasis… ¡que la conviertes en guerra! 

¿Cómo sucede eso? 

Depositamos ahí tantas expectativas que resulta casi imposible colmarlas. Y eso crispa. 

¿Hay que esperar menos de la pareja?

 Al menos, saber que esperar cosas contradictorias paga peaje: esperas sentirte plenamente libre y autorrealizado como individuo, pero a la vez esperas sentirte en comunión cómplice con tu pareja... 

¿Son aspiraciones incompatibles?

 Habrá momentos en que tú necesitarás sentir lo primero... justo cuando tu pareja estará reclamándote lo segundo. ¡Y viceversa! 

Pese a todo, muchas parejas duran. 

Es todo un arte que pide altas competencias. Consiste en decir lo que se quiere decir pero sin provocar estragos irreparables. 

¿Cómo? ¿Hay algún truco? 

Sí, el humor: decir algo como si lo dijeses en broma... pero ahí queda dicho. Es una táctica más masculina que femenina... 

¿Ah, sí?

 Él prefiere protegerse tras la muleta del humor. Ella prefiere un encuentro frontal. Ella pide respuestas, él lanza evasivas. Y ella se irrita. ¡Esta dinámica es muy frecuente! 

¿Y qué es lo que le irrita a él? 

Las demandas de ella, o que ella diga "estoy lista en dos minutos" (y no lo está), o que "¡gasta un dineral en ropa que luego ni se pone!". Convendría evaporar esas irritaciones que brotan en toda pareja. 

Defina irritaciones.

Sucede hasta en la pareja más pacífica: una fricción, el ambiente se carga de tensión, el estallido acecha. ¡Es la fricción entre dos microculturas! 

Defina ahora microculturas.

La tuya y la de ella: tus hábitos y los de ella. Por mucho que coincidan habrá siempre alguna arista divergente: algo de ella insufrible para ti, y viceversa. Esa fricción a veces produce una descarga emocional... 

Varias descargas de esas..., ¡y divorcio! 

Sí, si no sabemos superarlas en beneficio de la relación. He indagado esas irritaciones en muchas parejas: ¡hay para todos los gustos! 

¿Hay irritaciones más propias de hombres y otras más propias de mujeres? 

Las mujeres suelen irritarse más porque él "deja la toalla hecha una bola", "cocina sólo cuando vienen amigos, y encima no limpia", "no baja la tapa del váter", "nunca encuentra sus cosas", "deja los calcetines por ahí"... 

¿Por qué irrita tanto un calcetín? 

Ella fabula y se irrita si la realidad no cuadra: "¡Alguien podría venir a casa y verlo!". 

Pero si no va a venir nadie, mujer... 

Ella piensa: "Me aguanto, no voy a decir nada", y va irritándose por dentro. Si el calcetín sigue ahí minutos después mientras él está como ausente ante la tele, ¡ella salta! 

¿Hay en todas las parejas una primera disputa fundacional? 

Sí: el tubo de pasta dentífrica mal apretado o mal cerrado, la puerta del baño abierta, entornada o cerrada, algún modal en la mesa: "Es encantador, pero cuando moja el pan en la salsa de ese modo…", piensa ella... 

¿Cuál es su caso favorito? 

El de una pareja que lleva ¡30 años! repitiendo la misma disputa al dejar la ropa en la silla antes de acostarse. 

¿Cuál es el problema de esta pareja? 

Él querría una mujer que se ocupase de todo en la casa. Pero resulta que él es más ordenado que ella... y le irrita ver la silla poco ordenada de ella. Y ella también se irrita: "Es mi silla, ¡y no está peor que la tuya". Esta escena se repite noche tras noche... 

Es un modo de relacionarse, por tanto.

 Es verdad que las crisis no son el problema: el problema es no saber salir de esas crisis. 

¿Y querer es poder? 

Depende del caso. Isabel tenía una pareja que aplastaba de mala manera el tubo de pasta dentífrica, y eso la irritaba. Su actual pareja ¡hace lo mismo!, pero ahora a ella le hace gracia, y ríe cuando ve el tubo... 

Cuénteme más conflictos de pareja. 

Pierre se ha vuelto muy ecologista, obseso por apagar luces. Ella lo intenta, pero no siempre lo logra. Entonces él suelta: "¡Que esta casa no es Versalles!", y ella se irrita. 

Vamos con otra pareja. 

Marie considera que lavar la ropa a 30 º C basta, pero Jean no la cree limpia si no se lava a 60 º C: ¡ha llegado a descolgarla del armario, recién lavada, para meterla de nuevo en la lavadora! 

Quizá aquí hay psicopatologías... 

Hay personas cuya baja autoestima las lleva a interpretar como minusvalorativo cualquier comentario sin mala intención de su pareja (como "¿has repasado bien la cuenta del súper?") y a irritarse. 

Otra pareja.

A Hélène le irrita sobremanera de su esposo: "Cuando está ante la tele, ¡tengo que llamarle veinte veces a la mesa a comer!" 

¿Qué le irrita a usted de su pareja? 

Soy muy detallista ¡y me irritaba que ella no lo fuese tanto como yo! Tras varias tentativas vanas, me he calmado. ¿Y a usted? 

Oírla caminar con el calzado de calle por dentro de casa. 

Ja, ja... Esto no lo publicará, supongo. 

Sí lo haré. 

¡La va usted a irritar! 

Pues ya diré que era broma... 

No olvide que, bien ritualizados, los enfados pueden ayudar: permiten expresar cosas y liberar emociones. ¡Suerte! 


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