8/04/2010

ESTANY DE DURRO, VALL DE BOÍ


... él no sabía que me fastidiaba tanto ponerme morena o que las hierbas me hicieran marcas en las piernas. A 2300m de altitud estas cosas se te olvidan. 

Había un pareja de águilas reales que volaban por encima de nosotros, recorriendo el valle en un par de minutos. Las mirábamos, hacíamos señas, él intentaba comunicarse con ellas... también me decía que me iban a coger, que si de repente notaba una sombra de más de dos metros por encima de mi cabeza no era una nube, era una de las águilas... ante esta señal, tenía que correr hasta dónde él estuviera y esconderme entre sus piernas y él ya hablaría o lucharía para salvarme... de hecho, lo que él quería, es que esto ocurriera... primero, para ver una de las águilas de cerca; segundo, para demostrarme que él ya no tenía miedo de casi nada; tercero, para que yo me diera cuenta que no tenía que tener miedo de casi nada, también...  
!!--!!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Un hombre sin miedo es un hombre sin esperanza

 
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